En la vida mil situaciones pueden quitarnos el sueño o impedirnos disfrutar de lo que nos rodea. Son los llamados “problemas“.

Ante un problema puedes actuar de diferentes formas, tomar diferentes estrategias y lo que es más importante, puedes “sentirlo” muy variadamente. Están los flemáticos, que no sienten ni padecen; tenemos a los dramáticos que desproporcionan los límites y la trascendencia de la experiencia; y por último están los equilibrados, que dedican la atención que merece al asunto sin permitir la negligencia o la ofuscación.

Cada uno puede elegir resolver un problema tal y como desee pero a la vista de los resultados quizás lo mejor sea aplicar un ejercicio sencillo que ofrece buenos resultados.

Aquí os lo presentamos. Ojalá os ayude.

1. Dedícale unos minutos a pensar sobre ese problema que te preocupa.

2. Contesta a la pregunta: ¿cuál es realmente, específicamente el problema?. Y lo escribes.

3. Te preguntas: ¿qué tiene de importancia o cuál es la trascendencia de ese problema, qué efecto puede producir?

4. Sigues: ¿qué tiene ese problema que hace que la situación no sea la correcta o conveniente?

5. Plantéate: ¿qué estoy dispuesto a hacer para lograr que sea como yo quiero?

6. Sigues: ¿qué estoy yo dispuesto a dejar de hacer para lograr el cambio?

7. Y finalmente te preguntas: ¿cómo puedo disfrutar o divertirme mientras hago lo necesario para lograr que sea como yo quiero?

Las situaciones se resuelven, tu espíritu no se atormenta y nadie sale perjudicado injusta o injustificadamente.

ESTUDIA PNL