Actividades que aportan bienestar psicofísico

Actividades que aportan bienestar psicofísico

¿Quién no ha oído hablar del circo? Pero ¿Qué connotaciones tiene el circo para el ciudadano medio?

Si planteamos la posibilidad de «hacer circo» como actividad lúdico-psico-socio-terapéutica entendemos que es un híbrido entre educación física y educación artística.

¿Cuál es uno de los vicios más extendidos en la sociedad actual? ¿Cuál es el que peores consecuencias produce?

El sedentarismo…

Consecuencias físicas de una vida sedentaria

  1. Problemas cardiovasculares: El sedentarismo reduce la circulación sanguínea y aumenta el riesgo de hipertensión, infartos y enfermedades del corazón.
  2. Obesidad y diabetes: La falta de actividad disminuye el gasto calórico, favoreciendo el sobrepeso y la resistencia a la insulina, lo que puede llevar a la diabetes tipo 2.
  3. Pérdida de masa muscular y ósea: La inactividad causa atrofia muscular y descalcificación ósea, aumentando el riesgo de osteoporosis y fracturas.
  4. Dolores articulares y musculares: Permanecer mucho tiempo sentado o acostado genera tensión en la espalda, cuello y articulaciones, favoreciendo problemas como la lumbalgia.
  5. Disminución del sistema inmunológico: La falta de movimiento ralentiza el metabolismo y afecta la producción de células inmunitarias, aumentando la susceptibilidad a infecciones.
  6. Problemas digestivos: La inactividad puede causar estreñimiento y digestiones pesadas debido a la falta de estimulación del tránsito intestinal.
  7. Deterioro cognitivo: La falta de ejercicio afecta la oxigenación del cerebro, aumentando el riesgo de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.

¿Te ves reflejado en alguna de ellas? Quizás estás buscando un origen genético en aquello que te ocurre pero ¿has pensado si puede ser tu sedentarismo la causa de tu mal?

Consecuencias psíquicas de una vida sedentaria

Tu vida emocional no llega porque sí, es una consecuencia de tu forma de vivir, de interpretar la realidad y de tu sedentarismo. Observa:

  1. Estrés y ansiedad: La falta de actividad física reduce la producción de endorfinas y serotonina, hormonas clave para el bienestar emocional.
  2. Depresión: El sedentarismo se asocia con un mayor riesgo de depresión debido a la falta de estímulos y conexión con el entorno.
  3. Baja autoestima: La inactividad puede generar inseguridad sobre la imagen corporal y reducir la confianza en uno mismo.
  4. Problemas de sueño: La falta de movimiento altera los ritmos circadianos, dificultando el descanso y favoreciendo el insomnio.
  5. Menor capacidad de concentración y memoria: La actividad física mejora el flujo sanguíneo cerebral, por lo que el sedentarismo puede provocar problemas de atención y retención de información.
  6. Falta de motivación y apatía: La ausencia de ejercicio puede generar una sensación de estancamiento y desinterés por actividades que antes resultaban placenteras.

Piensa si algo de esto estás sufriendo. No es heredado, es generado…

Consecuencias en la vida social, en tus relaciones

El sedentarismo no solo afecta la salud física y emocional, sino que también tiene un impacto significativo en las relaciones sociales y la vida en comunidad. Algunas de sus principales consecuencias sociales son:

  1. Aislamiento social

Las personas sedentarias suelen reducir su participación en actividades grupales, como deportes, paseos o reuniones, lo que puede llevar al aislamiento y la pérdida de vínculos sociales.

  1. Falta de energía y motivación para socializar

El sedentarismo disminuye los niveles de energía, lo que puede hacer que la persona prefiera quedarse en casa en lugar de salir o interactuar con otros, afectando su vida social.

  1. Problemas de autoestima y autopercepción

El impacto del sedentarismo en el cuerpo (aumento de peso, debilidad muscular, cansancio) puede generar inseguridad, vergüenza o rechazo a participar en eventos.

En fin, ya puedes interpretar a qué nivel te encuentras como victima del sedentarismo.

Por otra parte hemos observado lo que ocurre en el ámbito o sector de personas que practican actividades «circenses». Es interesante hacer un análisis.

Estas actividades permiten que la persona se experimente a sí misma como «diferentemente útil», capaz, hábil en comparación con la forma en que siempre se ha percibido, dándole la posibilidad de recuperar su identidad, construyendo una nueva narrativa de sí misma que difiere de la del contexto cotidiano, rompiendo el estigma de una caracterización estereotipada.

¿Eres rebelde? ¡Rebélate contra el sedentarismo y sus consecuencias!

Esta actividad psicofísica mejora la relación con uno mismo, con los demás y con la comunidad en la que se vive: contribuye al crecimiento personal, a la confianza en uno mismo, a la libertad de expresión y, por tanto, al bienestar psicofísico general del individuo. Crea así las bases para la colaboración, la cohesión, la solidaridad, el respeto y el trabajo en equipo dentro de la comunidad humana en general.

Pero, ¿Cómo educa la práctica del circo para un desarrollo personal y relacional armonioso? Plantando en el suelo de nuestra existencia seis semillas fundamentales que nos ayudarán a crecer y madurar, aprendiendo a estar bien, a vivir bien y a caminar hacia la sabiduría:

  • Compromiso (trabajo), es decir, la posibilidad de persistir, la determinación de fijar y alcanzar objetivos tangibles, de elegir por uno mismo y de tener intereses.
  • Autorrealización y autoconciencia, entendidas como la posibilidad de experimentar diferentes identidades y papeles, de expresarse, repensarse, reinventarse a sí mismo y su papel dentro de la comunidad y la sociedad.
  • Gestión del riesgo, entendido como riesgo «positivo» y no como riesgo social. De hecho, este último suele asociarse a la delincuencia, la prostitución, la drogadicción o el abandono escolar. Toda persona debe poder aprender a gestionar el riesgo con seguridad. Actividades como el circo son especialmente eficaces en este sentido, ya que son fascinantes y divertidas pero requieren mucha atención y evaluación de la situación, por lo que son educativas para todas las personas, pero especialmente para las pequeñas y grandes que experimentan a diario peligros reales para su seguridad e integridad.
  • Confianza, es decir, contacto físico positivo, comunicación no verbal y cooperación.
  •  Sueños, es decir, la posibilidad de tener aspiraciones, deseos y poder hacer planes para el futuro.
  • El juego, es decir, poder desarrollar la propensión a aprender, explorar y crear. Ya nos olvidamos del juego, del aspecto lúdico de nuestra personalidad. Cuando dejas de jugar te empiezas a amargar.

Conclusión

¿Qué te parece madre de familia, educadora en Centros de Menores, directores de colegios e institutos? ¿Vale la pena ver a nuestros jóvenes midiéndose en un trapecio o haciendo malabares o diseñando teatros de sombras? ¿O quizás les garantizamos su seguridad permitiendo que pasen horas y horas y horas frente a las pantallas de móviles, tablets o cualquier otro dispositivo de luz azul?

Nos quejamos de las drogas, de la falta de iniciativa, de la desmotivación, pero cómo vamos a resolverlo. ¿Con pastillas?

Nosotros, en la Escuela Internacional de Naturopatía vamos a incluir Talleres con este tipo de actividades porque nos han garantizado que para algunas de estas dinámicas no hay límite de edad… ¿Te apuntas?

Os seguiremos informando.

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