Puede resultar disruptivo afirmar que un desodorante puede ser un asesino. Pero vamos a reflexionar sobre el tema.
Los desodorantes antitranspirantes, a diferencia de otros desodorantes que solo neutralizan el olor, bloquean directamente la transpiración al obstruir las glándulas sudoríparas con compuestos como el cloruro de aluminio. Esto tiene varias implicaciones que merecen ser analizadas:
El sudor como vía de eliminación
El sudor no es solo agua salada. Aunque en menor medida que el hígado o los riñones, la piel participa en la eliminación de toxinas, metales pesados y residuos metabólicos.
Impedir esa eliminación en zonas como las axilas, que tienen una altísima concentración de glándulas sudoríparas, puede suponer una carga extra para otros órganos emuntorios (como el hígado, los pulmones y los riñones).
Ganglios linfáticos cercanos
Las axilas son un punto estratégico del sistema linfático, que actúa como filtro de toxinas, bacterias y células dañinas.
Cuando se colapsa la zona con productos químicos que se absorben a través de la piel, y se impide además la evacuación natural del sudor, los ganglios pueden inflamarse, endurecerse o alterarse en su función defensiva. ¿Te vas a arriesgar…?
Riesgo acumulativo
Los antitranspirantes suelen usarse diariamente durante años. Esto convierte la exposición en crónica.
No hay consenso científico absoluto, pero varios estudios han sugerido una asociación entre el uso frecuente de antitranspirantes con aluminio y el aumento de cánceres hormonodependientes como el de mama, especialmente por su cercanía a la zona mamaria.
No podemos ignorar el hecho de que muchas veces «lo científico» está sancionado o no por la influencia del capital… el que paga manda.
Una alternativa más coherente con el cuerpo
Permitir que el cuerpo sude no significa oler mal. La causa del mal olor no es el sudor, sino las bacterias que metabolizan ciertas sustancias en él.
Optar por desodorantes naturales (con bicarbonato, arcilla, aceites esenciales, e incluso el alcohol) permite neutralizar el olor sin bloquear la transpiración.
Los naturópatas opinamos que el cuerpo tiene una inteligencia profunda y cualquier práctica que intente silenciar sus funciones naturales —como sudar— debería revisarse.
Usar un producto que interfiere con la eliminación de toxinas en una zona tan delicada y rica en ganglios linfáticos es, como mínimo, una decisión que merece conciencia, investigación y alternativas más respetuosas con nuestra biología.
Nada hay inútil en tu cuerpo, todo lo más no conocemos su razón de existir. No podemos reprimir los mecanismos internos por convencionalismos sociales, modas, etc. sin pagar las consecuencias.
Todo esto lo aprendemos en Naturopatía…
Salu-2