El origen energético de la obesidad
La obesidad desde lo energético y emocional.
Hoy cada vez más personas recorren un camino cuesta arriba, cada vez más gente padece el trastorno de la obesidad.
Desde el punto de vista simbólico las personas que engordan en realidad lo que hacen es “protegerse” de lo que no pueden “manejar”; se protegen del afuera, de algún tipo de situación o trauma instaurado en su mente, en su creación emocional/mental.
En la obesidad lo único que se acumula, que se guarda, que se ahorra bajo la capa de la piel es una cantidad de grasa (energía estancada) que no se va a usar y se retiene una cantidad de líquido (emociones tóxicas) que no podemos metabolizar que nuestros cuerpos físico, emocional, mental, energético y espiritual, no pueden soltar, eliminar.
El conflicto entre tu ser interior y el medio exterior manifiesta que inconscientemente buscas, quieres aislarte del exterior, encerrarte en tú interior, o incluso que existe una emoción, un sentimiento, una situación o recuerdo, preso, “aislado” en tu interior que ya no quieres, ya no puedes ver. Crees y creas una aparente protección, que acumulas continuamente en tus pensamientos interiores. Hay un vacío entre tú y el mundo exterior. Un profundo estado de inseguridad, se esconde. Un temor a estar expuesto, a sentirte vulnerable y así intentas evitar ser herido, ser lastimado.
No soportas observaciones, ni críticas o situaciones en las cuales estarías incómodo, en particular frente a tu intimidad, tú intimidad sexual.
Puedes igualmente interpretar tu exceso de peso como el deseo de querer controlar, poseer todo. Esa energía te intoxica y poco a poco se transforma en una energía tóxica y adictiva.
Esta falta, esta carencia, ese vacío, pudo haber sido vivido en la primera infancia y frecuentemente son estados de ausencia de la figura de la madre ya que era tu nexo directo con el alimento y la supervivencia (amamantar, mamar).
Otra vez la madre como centro neurálgico de nuestros conflictos internos.
Frecuentemente, la obesidad se produce después de un gran golpe emocional o una pérdida importante, y el vacío vivido se vuelve muy difícil de soportar. A veces, el nacimiento de un hermano, una mudanza, ausencias de los padres; te hacen vivir, o crees vivir un gran sentimiento de abandono, un vacío interior.
Muchas veces esas experiencias están creadas por tú mente, por tú necesidad.
Una situación de pérdida, te genera vacío.
Un estado de desamor, te genera vacío.
Una creencia de exclusión, te genera vacío.
No logras soltar, circular esa energía; esas emociones ocultas. Esto puede ser un desequilibrio, una desarmonia.
El alimento terrestre representa también un alimento emocional, energético y espiritual. Ese estado de desconexión, genera un estado de vacío, muy profundo.
Y tú instinto defensivo te lleva a llenar este estado de vacío interior comiendo excesivamente.
Está sensación de vacío te hace vivir una gran inseguridad, tanto a nivel afectivo como material e inconscientemente necesitas almacenar para evitar cualquier “penuria” o “carencia” que podría ocurrir.
La energía de tú cuerpo se estanca, se condensa. Y como el agua que no circula, se contamina.
Justificamos nuestro estado interno de vacío y desvalorización llenándolo de energía vacía, inservible… obesidad.
No podemos ver ni apreciar nuestras cualidades o nuestros atractivos. Al poner toda tu atención en tu exceso de peso, tu cuerpo reacciona añadiendo aún más peso, para hacerte creer, lo duro que eres contigo mismo y cuanto te autodestruyes, aunque sólo sea con tus pensamientos y estructuras tóxicas.
¿Y qué puedo hacer?
Hacer ejercicio y seguir una dieta puede no ser suficiente para adelgazar. Es importante, revertir ese vacío.
Necesitas tomar consciencia del verdadero origen de tu exceso de peso, de la situación de abandono, escasez, carencia interior.
Puedes empezar por tomar consciencia de que te rechazas a ti mismo. Todo sentimiento de limitación, hará que tu cuerpo físico se expanda más y absorba más peso, y tú cuerpo energético se limita y se atrofia más y más.
Si eres una persona que acumula pensamientos, emociones o cosas, tu cuerpo físico hará lo mismo pero en forma de grasa.
En tus manos está aprender a expresar tus emociones, fluir tú energía, soltar, reconocer tu valor y todas tus cualidades, valores, y posibilidades; sabiendo que cualquier vacío, puede llenarse de amor y de sentimientos positivos y constructivos hacia ti.
Cuidar tu nutrición tanto externa – con un cambio de plan alimenticio, no una dieta – como una nueva nutrición interna.
Con la aceptación de ti mismo y de los demás, con el amor que te rodea, te liberas de este vacío y de esa necesidad de protección. Entendemos la obesidad como un mensaje que el cuerpo nos manda para sanar lo que hay en su raíz.
Una técnica de sanación es la meditación. Este es un ejercicio de auto-sanación, para liberar todas aquellas emociones toxicas, bloqueos, que han generado tu sobrepeso, se han alojado, estancado en tu interior y forman un nudo en una parte de tu cuerpo físico, el cual no permite que la energía fluya correctamente.
Estos bloqueos son como quistes, o pelotas, o bolas de energía de baja vibración que se quedan en nuestro cuerpo físico.
Para poder liberar estas emociones, estos bloqueos, primero hemos de tomar consciencia de ellos, después liberarlos y a continuación reprogramar nuestra mente consciente con afirmaciones positivas, que pasará directamente a nuestro subconsciente.
Tomemos papel y lápiz y antes de escribir nos detenemos unos minutos para observar toda nuestra vida, nuestro pasado, recordando todos aquellos sucesos y personas que tanto dolor y sufrimiento nos causaron.
Para liberar esos estados ocultos, tenemos qué preguntarnos:
- ¿Qué siento al acumular?
- ¿Qué es lo que en realidad acumulo y para qué?
- ¿Por qué no dejo fluir la energía y las emociones?
- ¿Qué oculto tras la grasa?
- ¿A quién o a qué me parezco con esta imagen?
- ¿Qué siento profundamente por mis padres?
- ¿He tenido suficiente espacio para crecer en mi primera infancia?
- ¿Estoy alimentando mi falta de amor con exceso de comida?
Escribimos todo lo que recordamos; escribimos qué persona nos causó tanto daño vacío y cómo nos sentimos, antes y ahora.
Escribimos todas las cosas que sucedieron; personas, situaciones, sitios y lugares en los que podemos recordar un profundo vacío, maltrato y sensación de desamor.
Y vas tomando conciencia de esas emociones toxicas, esa energía estancada, bloqueada.
Ahora, elijo liberarme de estos bloqueos. Decreto…
“Me libero de estas emociones toxicas. Me libero de estos bloqueos. Me libero de este vacío. Me libero AQUÍ, AHORA, AYER Y SIEMPRE. Suelto la pena, suelto la tristeza, suelto la depresión, suelto la ansiedad, suelto la angustia, suelto el rechazo, suelto la frustración, suelto la inseguridad, suelto la ira, suelto la rabia, suelto el odio, suelto la impotencia, suelto la desconfianza, suelto el miedo, suelto el vacío, suelto…Lo suelto todo y me quedo libre y liviano”.
Una vez hemos soltado las emociones, ahora vamos a reprogramar nuestra mente inconsciente a través de la mente consciente.
“Ahora soy libre,
Ahora estoy lleno.
Ahora soy liviano.
Soy fluidez
Soy liviandad
Soy salud
Soy libre
Soy feliz
Soy tranquilidad.
Soy presente
Estoy sano
Estoy pleno
Estoy presente”.
Cuando afirmamos esta frase, estamos reprogramando nuestro subconsciente, la información consciente pasa al inconsciente y se va quedando grabada allí. Puedes repetir esta última frase las veces que tú creas necesario, que sientas lo que estás afirmando. Es de esta manera como estás sanando.
Puedes repetir este ejercicio las veces que tú desees, siempre observándote:
- ¿cómo te sientes?
- ¿hay alguna molestia o algún dolor?
- ¿no puedes soltar a aquella persona que te causo vacío?
- ¿no puedes olvidar aquel lugar en el que sufriste?
Cada vez que te observes, sabrás qué emociones hay que liberar, fluir y soltar.
Como en capas, vas soltando y liberando emociones del pasado, y pueden ir surgiendo nuevas emociones para liberar.
Puede ser que haya emociones del pasado que hayan sido tan profundas que necesites de varias veces, hacer este ejercicio de liberación. Reprogramar tu imagen. Fluir tú energía.