El sentido del tacto, ese desconocido y olvidado
Siempre, en algún momento de nuestra vida, al conocer u oír hablar acerca de algún invidente hemos pensado como seria perder este sentido tan importante para poder interactuar con el entorno, incluso los hay que experimentan vendándose los ojos. La falta del sentido del oído puede parecer menos importante aunque para las personas que lo sufren sigue siendo una gran barrera en su día a día.
Por otro lado todos sabemos lo que es perder el olfato y parte del gusto cuando sufrimos los efectos secundarios de un resfriado fuerte o una estado gripal. De lo que no se suele ser consciente es del más importante de todos los sentidos, el tacto, sin el que no somos capaces de relacionarnos con el entorno pues la información que obtenemos a través de este sentido es de incalculable valor.
Sin el sentido del tacto no recibimos información de la presión que ejerce nuestro cuerpo contra lo que nos rodea lo que hace que la simple tarea de caminar sea imposible, tampoco podemos sostener, por la misma razón, ningún objeto o herramienta, peines, cepillos de dientes, ropa, tenedores, libros, etc.
Sin el tacto no tenemos ninguna información relativa a los limites de nuestro entorno, las caricias, los abrazos, los besos pierden toda razón de ser, estamos totalmente aislados del medioambiente.
El sentido del tacto es el primero que desarrolla el feto. El tacto se podría considerar como el sentido básico, en la mayoría de las formas de vida. Hasta la más simple dispone de un sentido del tacto más o menos rudimentario, aun no disponiendo de los demás sentidos.
Se ha observado que los bebes que nacen sin el sentido del tacto tienen enormes dificultades para sobrevivir aunque el resto de su persona se encuentre en perfecto estado.
La piel, donde reside el sentido del tacto fundamentalmente, es el órgano más grande del cuerpo y es nuestro primer y más importante sistema inmunológico.
La Medicina Ayurveda hace gran hincapié en el cuidado de la piel, desde el mismo momento de llegar a este mundo a los bebes se les acoge con un delicado masaje con aceites naturales para relajarlos del esfuerzo del nacimiento y se sigue haciendo diariamente durante los primeros meses. Otra parte muy importante de esta acción es la de recibir a través del tacto los primeros estímulos y que se acostumbren a recibir caricias como otra forma de interrelacionarse con los de su especie.
“El sentido del tacto permite la percepción al individuo del mundo adyacente a su cuerpo mediante el uso de su propio cuerpo”.
(Gibson 1966)