Detrás de cada naturópata hay una historia de superación, vocacional, de salud… No son todas las historias idénticas, pero si lo son los resultados.

Rosario Gómez cuenta su experiencia personal y nos maravilla con su derroche de sensibilidad. Os paso su historia:

Encontré mi Camino

Llevo unos años (bastantes ya) con muchos cambios en mi vida, a nivel personal, profesional, familiar .

Un día decidí cambiar de profesión, bendita la hora. Pero no porque no estuviese contenta con lo que hacía hasta ese momento , sino porque a lo que me dedico ahora me satisface y me hace sentir ¿realizada?, ¿completa?, ¿segura de mi misma ?.

Pues SI, a todo SI. En una palabra FELIZ… Algunos diréis ¿feliz? Pero si trabaja mucho y casi no descansa .

Pues claro que descanso pero no imagináis todas las satisfacciones que me produce esta etapa profesional.

Pero vayamos hacia atrás.

Un día cualquiera, de cualquier año, al despertarme pensé: «Voy a estudiar Medicina». Imaginaos, este pensamiento no lo compartí con nadie pero empecé a investigar. Me di cuenta de que para una mujer trabajadora fuera de casa, con dos niños, embarcarme en esos estudios era materialmente imposible: el TIEMPO.

El día solo tenía 24 horas y aunque en esa época no necesitaba dormir mucho para estar bien pensé que tenia dos hijos que atender y eso era lo más importante.

Pero los que me conocéis bien estaréis diciendo: «medicina no pero algo harías» .

Así es , casi de casualidad encontré un libro que hablaba de NATUROPATIA , y me pareció fascinante.

Empecé a “devorar” libros y libros del tema y un día decidí estudiarla.

Me gradué y pasaron los años y seguía en mi trabajo, en la entidad bancaria.

Hasta que (hace ya bastantes años, ¡el tiempo vuela!) la vida me lo puso “en bandeja” y decidí dejar lo que hacía para poder dedicarme a lo que realmente yo creía me iba a hacer FELIZ, y no me equivoqué.

Mi trabajo actual me da tanto cada día que es como si me hubiesen puesto unas alas para volar. SI, para volar ALTO Y SEGURA.

Quería compartir esto porque en el día a día me encuentro con muchas personas que están pasando momentos de apatía, de inseguridad, de infelicidad, de conformismo, y no dan ningún paso para CAMBIAR.

Siguen en esa zona que llaman de confort, como si estuviesen anestesiados y por tanto no son infelices pero por supuesto si investigaran un poco HACÍA DENTRO se darían cuenta que ese estado no es la FELICIDAD soñada.

Si, ya sé que la felicidad completa no existe. Pero si existe el sentirnos bien con nosotros mismos y aunque a este estado se llega con la edad, os pregunto : ¿vais a llegar a ser mayores para sentir esto ? E incluso a pesar de la edad, hay personas que nunca llegan, porque no han evolucionado .

Me gustaría que si alguno de los que estáis leyendo esto os veis reflejado en esa falsa felicidad, os pongáis en contacto conmigo para explicaros personalmente cómo pude pasar de una profesión a otra y ahora en este momento presente sentirme MUY FELIZ y SATISFECHA .

Ya sé que no es fácil COMENZAR DE NUEVO , REAPRENDER, claro que no , pero no es imposible cuando lo deseas con todo tu corazón.

Las mejores enseñanzas de mi vida las he aprendido de dos grandes MAESTROS : MIS PADRES

Ambos me enseñaron con distintas visiones lo mejor de la vida y por qué hay que disfrutarla al máximo ( mis grandes disfrutones….gracias por tanto )

Y en esas enseñanzas estaba el cumplimiento de la ley de servicio a los demás. Cuando me di cuenta de lo potente que era esto !guau!! ¡Que descubrimiento !!! .

Os explico :

Una de las acciones que nos ayudan a lograr la felicidad plena es ayudar a los demás. Porque AYUDAR y APOYAR a los otros nos ayuda más a nosotros mismos a crecer como seres humanos, a mejorar nuestro estado de ánimo y hasta nuestra salud.

Por tanto queridos amigos, conocidos y desconocidos, me reitero y os invito a poneros en contacto conmigo para que charlemos y os dé las claves para poder realizar ese CAMBIO que tanto deseáis .

Con todo mi cariño, Rosario Gómez (naturópata)

Muchas gracias Rosario, para nosotros es un placer y un honor contar contigo. Por muchos años compartiendo.