Metáfora…para una tarde de sábado

Metáfora…para una tarde de sábado

 

EL MURO DE TU VIDA

Me contaron que en una aldea cuyo nombre no recuerdo, la mayoría de los aldeanos realizaban tareas agrícolas.

Un lugar que transmitía tranquilidad, donde se escuchaba a los pajarillos cantar y mirases donde mirases  estabas rodeado de montañas todavía con sus mantos blancos.

Lo único que desteñía a la vista era la presa con esos grandes muros de hormigón y ese ruido de las turbinas que rompían el silencio de ese lugar.

Pero desde allí arriba, podías observar toda la aldea, el rio, que visto desde esa altura parecía el cuerpo de una serpiente haciendo zig –zag.

Un lugar de postal que todos nos llevaríamos de recuerdo.

Hablaban que los aldeanos habían ido abandonando poco a poco el lugar, todos menos uno.

Y es que  la aldea ya no era segura. La presa no estaba en buen estado desde hacia tiempo, las continuas tormentas hicieron que el caudal del rio creciera y se desbordara en continuas ocasiones.

Alrededor de los campos habían hecho zanjas para poder desviar el agua, habían levantado unos muros para evitar el agua en las casas, ya que los diques que colocaron al principio ya no les servían.

El hombre seguía allí, obstinado en no marchar, entre sus zanjas y sus muros había hecho su vida. Se aferraba a lo que conocía…

Al día siguiente, después de una noche intranquila, entre sus pensamientos. Algo había cambiado en él, su aspecto , su seriedad en el rostro habían desaparecido, ahora con la mirada más alta, su cara más sonriente y su mirada ya no perdida sino más brillante, pensó que no quería más trabas en su vida.

El camino que iba a recorrer estaba exento de obstáculos. Así que preparo sus cosas y un largo suspiro le llenó de tranquilidad y sin mirar hacia atrás comenzó lo que iba ser su nueva vida…

un camino nuevo  Por Silvia Ferrero, naturópata

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