Metáforas para la Salud. María Díaz.

Metáforas para la Salud. María Díaz.

MARIA DIAZ RUIZMaría es una estudiante de naturopatía que está encantada con su asignatura de PNL para Naturópatas. Ha encontrado una fuente de inspiración para su vida y para aquellas personas que precisen de sus servicios una vez finalice su formación.

Como tantos de nosotros, María, ha descubierto la magia de las metáforas y su impacto en ese «niño grande» que es nuestro inconsciente, el gerente de nuestra salud.

Hoy María nos presenta una metáfora para los afectados por cáncer. Como sabéis la metáfora se lee o se escucha y dejamos el resto para nuestro inconsciente.

La Mariposa y la Gota de Agua

Erase una vez una joven mariposa que nació en la selva tropical. Por alguna razón, su ciclo de pupa a adulto no coincidió con las buenas temperaturas, y nada más hacerse una hermosa mariposa, una gota de lluvia se fijó en una de sus alas.

Al principio no se preocupó demasiado porque confiaba en que algún día saliera el sol, sin embargo, los días de lluvia no cesaban y aquella gota fue engordando, cada vez era más pesada y le impedía volar durante mucho tiempo seguido.

Una mañana, se encontró con un milano que había conocido en sus tiempos de oruga. Eran buenos amigos y compartían hojas de los árboles para comer y guarecerse del mal tiempo. Por fortuna, el milano reconoció a la oruga en la hermosa mariposa en cuanto ésta habló.mariposa y pajaro

Ella le contó sus problemas con la lluvia y con aquella gota que no paraba de crecer y juntos llegaron a una solución: el  milano llevaría a la mariposa entre sus alas en buscar del mar, donde las temperaturas siempre son más cálidas y acostumbra a salir más el sol.

Así lo hicieron y así llegaron a la costa de un país remoto, donde había un sol resplandeciente. La mariposa sólo tuvo que descansar un ratito bajo los rayos de ese esplendido sol para que la gota y toda la humedad que había llegado hasta sus entrañas, se secaran por completo.

Pasaron allí unos días estupendos y conocieron un montón de animales y lenguas distintas. Finalmente regresaron a la selva donde el monzón había dejado paso al sol y todos los bichitos salían de sus agujeros y sonreían alegres por su regreso. Y colorín, coloradoooooooooo…

Gracias María…

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