Qué es Alimentación Energética
Hablar de Alimentación Energética puede resultar un enigma o algo muy comprensible. Pero para comprender algo hay que explicarlo.
La Alimentación Energética
Como todos sabemos la salud es indiscutiblemente un bien preciado y anhelado que todo el mundo desea. De poco nos vale tener dinero en la vida, éxito o relaciones armoniosas si no gozamos de la salud necesaria para disfrutarlos. La filosofía de la alimentación energética otorga una importancia enorme a este tema porque es transversal a prácticamente todas las áreas de la vida y es esencial para el desarrollo como especie.
Hablamos de salud o de enfermedad como estados absolutos, sin tener en cuenta, en general, un sinfín de matices y variables que acompañan nuestra condición diaria. O estamos completamente sanos o, en el extremo opuesto, sufrimos una enfermedad específica diagnosticada.
La salud y la enfermedad no son categorías separables (no hay nadie cien por cien sano o cien por cien enfermo), sino procesos en perpetuo movimiento. Ambas condiciones se alternan constantemente y esa alternancia es, paradójicamente, la responsable del mantenimiento de la salud.
Cuando nos sentimos enfermos, resfriados, con dolor de cabeza, ligeramente deprimidos o con otros síntomas, el cuerpo está, en realidad, intentando crear equilibrio y armonía. Los síntomas del malestar son el intento del propio cuerpo de restablecerse.
Qué hace el cuerpo según la Alimentación Energética
En todas las circunstancias, el organismo hace lo posible por restablecer el orden, por curarse a sí mismo, por evolucionar. Disponemos de un sistema homeostático de una complejidad maravillosa, que se adapta continuamente a las diferentes condiciones biológicas tanto internas como a las del medio externo.
Las enfermedades, el malestar, y las crisis son formas más o menos drásticas de volver al equilibrio y son esenciales para el desarrollo íntegro de cualquier organismo, no solo a escala biológica, sino también emocional, social y espiritual.
Por lo tanto, es relativamente normal enfermar una o dos veces al año, no contrayendo enfermedades serias, sino, en general, con ajustes estacionales que pueden asumir la forma de resfriados, tos, mucosidad frecuente, ligera depresión o muchos otros síntomas. En otros casos, el organismo se está ajustando, está eliminando excesos, para recuperar nuevamente la armonía.
Y aparte es posible que, al interferir constantemente de manera invasiva y sintomática en estos procesos naturales (a través del uso constante de medicación que alivia solo los síntomas sin tener en cuenta las causas más profundas), la enfermedad se vaya haciendo más seria y profunda, conduciendo a procesos degenerativos más graves y difíciles de tratar.
Más reflexiones de la Alimentación Energética
Una de las paradojas de la salud y de la enfermedad es que enfermamos justamente porque tenemos salud: la enfermedad es la forma que el organismo encuentra para poder curarse. Eso no significa que la enfermedad no tenga que tratarse (a veces, incluso de forma sintomática e invasiva), sino que antes de todo debe comprenderse en este contexto. Es decir, debemos percibir cuáles son las señales que el cuerpo nos está enviando antes de que lo tratemos con prácticas meramente sintomáticas.
Este paradigma sobre la enfermedad y la salud contrasta enormemente con la forma moderna de encarar estas cuestiones: el paradigma vigente es el de que la enfermedad es un enemigo a batir y, para ello, se utiliza el arsenal médico disponible, que intentará obtener una cura sintomática para atajar el problema, pero que no la resuelve en su origen.
La mayoría de las prácticas terapéuticas modernas tampoco tienen en consideración la actitud regenerativa innata a todos los organismos vivos. Poseemos una extraordinaria capacidad de recuperación, siempre que al organismo se le permita disfrutar de las condiciones ideales para ella. Éstas condiciones son, entre otras, una alimentación correcta, aire puro, una buena dosificación de la actividad física y descanso y el uso apropiado de la mente y las emociones.
La alimentación energética y la mayoría de las de las terapéuticas alternativas y/o complementarias confían en la autorregeneración orgánica y recomiendan prácticas que contribuyen a ello, tales como la alimentación saludable, la reducción de la exposición a factores estresantes internos y externos, exposición al aire libre, las infusiones de plantas que promueve una mejor recuperación del organismo, diferentes tipos de tratamiento corporal, etc. Una vez más, el supuesto es que la naturaleza tiende siempre al crecimiento y la evolución y, como tal, contribuye automáticamente a la recuperación de los seres vivos.
Hay una frase de Voltaire que explica a la perfección esto último:
“El arte de la medicina consiste en entretener al paciente mientras la naturaleza cura la enfermedad”.
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