Hay diferentes interpretaciones sobre el significado emocional de ese trastorno cada vez más extendido que es la psoriasis.

En este artículo no se duda del proceso fisiológico y todos estamos de acuerdo en definirla como esa afección que se manifiesta en forma de placas, principalmente en las zonas expuestas a los traumatismos, es decir, codos, rodillas, cuero cabelludo, palmas de las manos y plantas de los pies. En ocasiones se propaga al resto del cuerpo. Estas placas están formadas de laminillas que se acumulan unas sobre otras. Las placas antiguas, más gruesas, son blancas y se desprenden como polvo al contacto con la ropa. Lo produce una confusión del sistema inmunitario que “ataca enemigos” siendo estos las propias células de la piel.

Cómo encontrar el significado emocional

No es nada complicado. Solo debemos partir de la observación de nuestra propia naturaleza.

Es obvio que tenemos dos mentes: una racional, expresada, manifiesta y donde actúa nuestra voluntad y otra oculta, que gobierna nuestro cuerpo y nuestros instintos y que solo podemos saber qué oculta por las consecuencias físicas y psíquicas que arrastramos.

Esa mente es la que nos mantiene vivos, la mayoría del tiempo, actúa bajo programaciones o patrones de supervivencia. Nacemos con ella y con cierta información útil para la supervivencia pero además va acumulando aprendizajes, programaciones, que no siempre son útiles o funcionales (como por ejemplo, las fobias).

Para encontrar el origen emocional de la psoriasis hay que analizar qué ocurre cuando se manifiesta. Y no es más que un “ataque de nuestras células defensivas hacia nuestra piel” ¿Quizás imagina que en esos lugares hay virus, bacterias, hongos o parásitos con los que acabar? Es posible. Pero en definitiva es un ATAQUE.

El concepto de la PIEL es aquello que nos separa del exterior, del mundo, del medioambiente, de otras personas. Es la barrera de defensa, lo que nos separa de los demás. Y ahora viene la pregunta fundamental para la persona que tiene psoriasis: ¿te sientes atacada? ¿sientes que hay que pelear? ¿crees que tu supervivencia depende de tu lucha?

Es un tema de reflexión importante que cada persona que padezca una enfermedad autoinmune debe plantearse.

Otros posibles orígenes de la psoriasis a nivel emocional

Sin embargo otros autores consideran que se manifiesta la psoriasis cuando la persona ha sufrido una “doble separación” en su vida.

Para pensadores sobre el tema se considera que la persona con psoriasis está disconforme con la imagen que los demás tienen de sí misma. O no está a gusto con su forma de ser.

En otros discursos se puede leer que la persona con psoriasis tiene un deseo profundo y ardiente por exhibirse pero a la vez siente vergüenza de sentir ese deseo, y por eso afea involuntariamente su piel.

En otros casos se evalúa una falta de “contacto” o un exceso de “contacto” como si de una invasión intima se tratara.

Sea cual sea el concepto que a ti te resuene indefectiblemente hay que resolverlo. Cuando hay conflicto entre mente consciente e inconsciente, el campo de batalla es el cuerpo. Tu mente está avisándote de que ese hábito de vida, de pensamiento, de sentimiento, está produciendo en tu fisiología químicos, moléculas contrarias a tu supervivencia. Y en algunos casos, responde avisando de que te estás separando de programas instalados (aunque no sean beneficiosos, como las fobias) y actúa enviando ese mensaje: tu síntoma.

Qué puedes hacer

En primer lugar detectar cuál es el concepto, el programa subyacente a tu psoriasis. No es común a todos. Solo es común la manifestación (lesiones en la piel) pero no es común el origen.

Una vez, tras análisis sincero y profundo, descubierto el origen, la persona debe CAMBIAR LA INTERPRETACION QUE TIENE DE LA REALIDAD, DEL ENTORNO Y DE SI MISMA. Los patrones de lucha hay que eliminarlos e intercambiarlos por los de cooperación necesaria.

Quizás necesites un coach, un naturópata o un terapeuta emocional. Pero solo o con ayuda será preciso ponerse unas gafas para ver al mundo y para verse a uno mismo con resultados más adaptativos y funcionales, y con menos desgaste energético.

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